Periodismo digital en Bahía Blanca

Esta semana, a través de diversos medios periodísticos de Bahía Blanca, se ha podido ver, oir y leer al ingeniero industrial Roberto Ascani pidiendo que «no se asuste a la gente» con el dragado a Puerto Cuatreros. Según su opinión, esa obra «afectará sólo al 0,5% del total de la ría«, como se puede leer aquí. En esa nota, se menciona a Ascani como uno de los responsables de la empresa Tegral S.A., encargada de brindar varios servicios en la posta de inflamables de Puerto Galván desde el primero de julio y por espacio de diez años, de acuerdo a la información publicada en este enlace por el Consorcio de Gestión del Puerto de Ingeniero White. Efectivamente, según esta captura de pantalla del Boletín Oficial de la provincia de Buenos Aires, el objeto social de Tegral, creada en el año 2007, es «la prestación de servicios portuarios» y «construcciones portuarias», entre otras actividades. Es decir que Tegral, de la que Ascani es presidente, no sólo es un jugador actual del ámbito portuario, sino que el incremento de la actividad en el sector marítimo, lo que se prevé que ocurra si avanza el proyecto de YPF-Enarsa, podría favorecerla. Más si se tiene en cuenta que esa empresa, como se publica en este enlace, «es la única de su tipo» en el puerto bahiense. Tegral, como se puede ver aquí, integra como asociada la Unión Industrial de Bahía Blanca cuyo titular, Gustavo Damiani, es además director del Consorcio de Gestión del Puerto. Damiani tiene voz y voto (aunque todavía no foto, como se puede ver aquí) en el directorio de ese ente para bajarle ó subirle el pulgar al dragado. En el mismo Boletín Oficial, Ascani figura al frente de otra empresa: De Pro. Sud. S.A. De acuerdo a esta otra captura de pantalla, la firma tiene, entre otros fines, el de «asesorar y elaborar proyectos de inversión, consultoría de energía, investigación integral y evaluación para aprovechar recursos hídricos».

El 7 de junio pasado, Robert Bryce publicó una columna de opinión en el New York Times. Bajo el título The Gas is Greener (El Gas es más Verde) el experto alertó sobre el gran impacto ambiental que generaría el uso de energías limpias como la solar y la eólica y por el contrario, alabó la utilización de fuentes de energía de bajo consumo carbónico como el gas natural y la fisión nuclear. En el artículo, que se puede leer aquí en su versión original en inglés, el periódico neoyorquino identificó a Bryce como un miembro importante del Manhattan Institute, pero en él se obvió un dato clave: que ese organismo recibió casi tres millones de dólares en aportes de la industria de los combustibles fósiles, como Exxon Mobil y Koch Industries. El caso impulsó a medio centenar de periodistas y educadores de Estados Unidos, como se puede leer en esta nota, a iniciar una campaña y enviarle una carta al diario de Nueva York en la que le exigen «más transparencia sobre los conflictos de intereses de algunos de sus columnistas de opinión«. En pleno debate sobre la conveniencia ó no de alentar la radicación de un nuevo polo industrial sobre el estuario, previa extensión del dragado de su canal de acceso hasta Puerto Cuatreros, este más que actual caso norteamericano sirve de antecedente para evaluar y sopesar la imparcialidad de algunas opiniones que se escuchan y publican por estos días en Bahía Blanca.